Raúl Cañibano: “Mi fotografía es Cuba”

Alejandra Sosa
Fonoma Blog
Published in
7 min readJan 23, 2024

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Cañibano nació en la capital cubana, pero se crió en el campo. Foto: Chriss Forte/ Fonoma.
  • Capítulo #6 de la serie de Fonoma: “Fotografía Cubana”

“Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje”, dijo en cierta ocasión el emblemático fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson. Eso es precisamente lo que hace Raúl Cañibano (La Habana, 1961) cada vez que coge una cámara en sus manos y recorre Cuba buscando instantes que capturar.

Pero, este habanero criado en el campo, luego del divorcio de sus padres, no estudió fotografía, ni tuvo antecedentes familiares que lo acercaran al arte de fijar imágenes. De joven se hizo soldador y a eso se dedicó varios años. Su primer contacto con la fotografía ocurrió de manera fortuita y justo en ese momento descubrió que sería para toda la vida.

“Fui de vacaciones a Manatí, el pueblo donde viví y conocí a un profesor de preuniversitario, quien me llevó a su casa y me enseñó un pequeño laboratorio que él tenía en el baño. Él le tomaba fotos a los muchachos en la escuela y se las vendía para ganar dinero y cuando vi la foto saliendo en el revelado dije: ¡Ño, esto es lo que yo quisiera hacer! Vi primero el rollo y me impactó mucho ver cómo era un negativo. Yo no sabía nada de fotografía”.

Cañibano, de soldador a fotógrafo

Su formación es completamente autodidacta. Foto: Chriss Forte/ Fonoma.

Corría el inicio de la década de los noventa y, a su regreso a La Habana, Cañibano tomó la decisión de ir comprando equipamiento que, en aquellos años, venía de la entonces República Democrática Alemana. Su formación como fotógrafo sería completamente autodidacta.

“Empecé a comprar cosas y cuando vi que tenía un laboratorio completo dejé el trabajo. Me compré unas cajas de papel y empecé a tomarle fotos a las personas en el barrio. Al principio se las regalaba y después comencé a cobrar y ganaba un dinerito”.

Actualmente prefiere la fotografía digital por las ventajas que brinda. Foto: Chriss Forte/ Fonoma.

¿Cómo fue el proceso de aprender sobre fotografía?

En el año 1991 paso por la Fototeca de Cuba y había una exposición de Alfredo Sarabia padre y cuando la vi dije: “Esto es lo que yo quisiera hacer ahora”. Luego conocí a un amigo que se llamaba Ricardo Santos y más o menos me guió. Me dijo: “Si vas a meterte en la fotografía tienes que aprender de arte, ver cosas”. Ahí conocí la obra de los grandes de la fotografía: Cartier- Bresson, Salgado, Graciela Iturbide, entre otros.

“En la Biblioteca Nacional empecé a estudiar muchas cosas y descubrí la obra de Gómez de la Carrera, Generoso Funcasta, Constantino Arias y muchos otros fotógrafos, que me ayudaron mucho a ver el mundo en imágenes”.

En su obra destaca siempre el ser humano insertado en su vida cotidiana. Foto: Chriss Forte/ Fonoma.

Pero, los sueños de Cañibano se verían truncados temporalmente. Sus primeros pasos en el universo fotográfico comenzaron en los noventa y apenas unos años después, el impacto del Período Especial le haría frenar en seco y regresar a su antigua profesión.

“Ya en 1995 el material estaba vencido porque se había caído el campo socialista. Hubo tres o cuatro años que no hice fotografía. Pensé que nunca más haría foto y me dediqué, como era soldador, a hacer rejas, puertas, otro negocio para sobrevivir. Ya no podía hacer ni cumpleaños porque cuando trabajaba la película estaba envejecida”.

Con el paso del tiempo, Cañibano dejó de forjar rejas y moldear el metal para regresar a la que, confiesa, es su verdadera vocación: la fotografía.

“Al principio hacía la foto por la foto, no tenía una idea de qué quería y ya con el tiempo vi que si desarrollas un trabajo es mucho más interesante. Ahí comenzaron los ensayos fotográficos”.

Los cinco proyectos fotográficos de Raúl Cañibano

Fotografías de la serie “Tierra Guajira”, de Raúl Cañibano.

¿Cuál es la esencia de este tipo de trabajos?

“Mis proyectos son a largo plazo. Nunca los cierro. Voy relatando el momento que vivo y madurando dentro de mi propio proyecto, pensando siempre en un libro. Así tengo como cinco temas que he hecho y nunca los cierro, siguen abiertos”.

Las fotos de Raúl Cañibano cuentan historias muy sugerentes, que ha desarrollado en series temáticas. En cada imagen pueden estar sucediendo varias cosas a la vez, donde siempre están presentes el cubano y su cotidianidad.

“De mis cinco proyectos más importantes, el primero es Tierra Guajira. Ese tiene un poco de las vivencias que tuve de niño, cuando viví entre 1965 y 1970 en la zona oriental. Tengo uno que se llama Ocaso, que es sobre el envejecimiento en Cuba. En el año 2013, mi madre se empezó a enfermar y dije: “Bueno aquí puedo hacer un proyecto” y empecé a ir a un asilo, a tomar fotografías y ahí el trabajo fue creciendo poco a poco.

Fotografías de la serie Ocaso, de Raúl Cañibano.

“Además, está Fé por San Lázaro, uno de mis primeros proyectos, sobre la procesión de San Lázaro, y el tema de la ciudad, que no tiene título, un día se lo pondré y haré un libro. Ahora estoy haciendo otro que se llama Bojeo, no sé si le cambiaré el nombre, dando un giro por toda Cuba. Ya lo tengo bastante adelantado, aunque hacen falta recursos porque lleva bastante, es costoso. Pero, pienso que lo voy a hacer. Así van apareciendo otros proyectos, a veces con una sola imagen ya te da para pensar, para desarrollar otros temas”.

Cañibano es un hombre de muchas imágenes y pocas palabras. Foto: Chriss Forte/ Fonoma.

¿Por qué el ser humano y su circunstancia son constantes vitales dentro de su creación?

Considero que mi obra tiene un carácter antropológico porque estoy documentando modos de vida y costumbres que se puedan perder en un futuro. Estoy relatando el momento que voy viviendo. El ser humano para mí es lo más importante dentro de mi trabajo.

¿Entre el campo y la ciudad, qué escenario prefiere?

Lo que más me atrapa es el campo por la magia. Es el trabajo que más le he puesto empeño, es muy poético. Lo veo así quizás por mi niñez, pues pasé esa etapa muy bonita allí mientras crecía.

El alcance internacional de su obra

Los primeros equipos que compró eran provenientes de Alemania Democrática. Foto: Chriss Forte / Fonoma.

La obra de Cañibano ha recorrido el mundo. Sus guajiros, niños, ancianos, la gente anónima que aparece en sus fotografías han sido expuestas en galerías de Estados Unidos, Japón, Bélgica, España. Desde finales de los noventa ha viajado y, aunque es un hombre de pocas palabras, ha participado también en charlas e intercambios.

¿Cómo ha vivido la experiencia de ser fotógrafo en el extranjero?

Cuando llego a un país generalmente nunca hago fotos, porque me parece que voy a tener una mirada turística, pues no lo conozco bien. Pienso que para fotografiar bien un país tienes que estar tiempo porque vas a ser turista al principio. Le pasa a muchos fotógrafos que vienen a Cuba que, cuando ves sus fotos, les falta esencia, es netamente turístico.

¿Qué elementos considera esenciales para lograr una buena fotografía?

Los elementos para que una foto sea un golpe son la composición y el vuelo poético que tenga, que trasmita emociones. Eso es una fotografía.

¿Qué le recomendaría a alguien que quisiera adentrarse en este mundo?

Ante todo, información general sobre arte, pintura, fotografía. Es muy importante la información visual, ver mucho cine, documentales. Al principio fui al Museo de Bellas Artes a conocer la obra de los grandes de Cuba, como Antonia Eiriz, Wifredo Lam, Pedro Pablo Oliva. Todas esas cosas que vas absorbiendo te abren el mundo y, a veces, ayudan a sensibilizarte.

Estudiar también a los grandes pintores impresionistas, los surrealistas. Creo que parte de la magia que tiene mi fotografía es porque de las primeras cosas que estudié en pintura fueron los grandes surrealistas del mundo, como Salvador Dalí. Quizás mi obra tenga ese toque místico por toda esa información que tomé.

“El fotógrafo ve lo que otras personas no ven”

Antes de dedicarse a la fotografía, Cañibano fue soldador. Foto: Chriss Forte / Fonoma.

¿Qué significa ser fotógrafo en la Cuba actual?

Para mí ser fotógrafo aquí es muy importante, constantemente me estoy buscando una aventura por todo el país. Disfruto mucho Cuba, a pesar de los momentos difíciles que estamos viviendo. Desde 1999 he viajado por el mundo y cuando estoy lejos, la tierra se extraña. Mi fotografía es Cuba, no es otro país. Mi obra está en Cuba, no en otro país.

¿Qué es ser fotógrafo para Cañibano?

La fotografía para mí es consagración y pasión. El fotógrafo ve lo que otras personas no ven.

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